Ronan y Emma, una pareja de la ciudad de Clara, Irlanda, querían aumentar la variedad de animales que tenían en su granja. Por eso, decidieron comprar huevos de pato fertilizados. Cuando los patitos nacieron Ronan y Emma observaron que una gata merodeaba la zona, ¡quería comérselos!
Pero, este final no te lo vas a esperar. Las apariencias suelen engañar…