Los perros y las piscinas a veces no se llevan muy bien. A ellos, que les encanta jugar con las pelotas, muchas veces acaban en el sitio menos oportuno. Las piscinas son un gran imán para las pelotas que los perros adoran.

Pero este perro quiere su pelota y su reacción es muy simpática cuando ve que sin hacer nada no podrá conseguirla.